Viajemos
Han pasado más años de los que puede contar y duerme. Ya no le dejan comida. Creen que ha muerto. No se acercan al castillo porque consideran que ella lo ha embrujado. Pero hay alguien detrás de Erzsébet y esta pronuncia el nombre de su querida Darvulia, la única capaz de sorprenderla de esta forma. Se encuentra con un Caballero de vivos ojos castaños y tez olivácea que le sonríe. Erzsébet le muestra los dientes afilados. Aún se considera una mujer casada.
-Mi madre me ha hablado de usted, magnánima señora de la Sangre, a quien sirvió fielmente. ¿Vendrá conmigo?
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