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domingo, 18 de septiembre de 2011

Loveless/Kouya x Yamato, menciones de otros/Rating T.

19. Conejo. Tabla básica de 30vicios.

Acercamiento
-¿Te gusta, Kouya? Es cría de Shirokuro, el gato de Nakahira.
Redondo y blanco, hecho un pequeño ovillo sobre el regazo de Yamato.
-Los Contratistas Guerreros no tienen inclinaciones estéticas. Carecen de emociones.
Yamato, la Muñeca Sacrificial la observó parpadeando y moviendo las orejas.
-¿Estás enojada? Porque quedan ecos cuando gritas hacia dentro. Yo los percibo en el aire que te rodea, Kouya.
Ladeó la cabeza, estirando los labios. Las Muñecas no debían ser expresivas tampoco. Kouya había leído acerca de ellas, antes de que le presentaran la que le correspondía para ser puesta al servicio activo de Nagisa. Había rumores encontrados. El tema de las consecuencias de la Puerta era tabú para los medios excluyendo la prensa libre de internet, que incluía las inseguridades del extremo anonimato. Se decía que eran envases vegetativos sin voluntad alguna que procesaban lecturas magnéticas. Y otros afirmaban que podían desarrollar una mente rica si se las estimulaba lo suficiente.
Yamato era lenta para responder. Pero había expresividad en sus modos y cierta burla en sus crípticas palabras. Kouya no era muy diferente. Solo menos espiritual. Sus brazos ajados hablaban de cuánto quería aferrarse a una vida en la que su compensación por la fuerza de sus hechizos, era la restricción del dolor. Yamato flotaba en el aire como una sílfide cuando le fue entregada. Tenía los pies pegados al suelo y resultaba lejana. Solo descendía para atravesar a Kouya con los ojos, cálidamente, como si pudiera ojearla igual que a un libro abierto.
-Piensas demasiado. Provocas nubarrones sobre tus hombros.
Yamato arrojó al pequeño gatito al suelo para rodear a Kouya con los brazos. Esta última saboreó la cercanía parpadeando varias veces. El silencio entre ellas era confortable. Podías echarte a dormir sobre él o hacerle el amor de a poco. Esos pensamientos encendieron las mejillas de Kouya.
-Nagisa ya tiene cita para nosotras. Envió un mensaje. Ojalá no te tocara. Aunque no sintamos dolor, me molesta. Quisiera ahogarla y temo que lo sabe.
Yamato se carcajeó, alisándose el vestido, apretándose más a Kouya, tarareando una espeluznante canción de niños.
-Tú tampoco le gustas.
Una verdad sincera, que guarda lo inquietante. Yamato no tarda en apuntarlo.
-Pero Kouya si le gusta. Vaya que lo hace. Me ha dicho más de una vez que me cambiaría por otra Muñeca sin pensárselo mucho.
Kouya no dice nada. Se concentra en el contacto con la piel fría de Yamato.

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